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Mostrando entradas de marzo, 2018

Jugar, ¿qué?

Quién me lo iba a decir hace un par de años, quién. Cómo iba yo a saber e intuir que algo tan bonito me dejaría de gustar. Siempre me alegraba ir a jugar, ría a carcajadas, sin parar, y ahora lo odio porque el juego no es material. Cómo iba a caer en la cuenta de que, al final, las pelotas caen y rebotan, se pinchan y explotan. Quién me lo iba a decir, quién. Y es que, sin saberlo, me enseñaron bien: los sentimientos no son cosa menor, no son mentiras ni objetos, sino magia y amor eternos. Los juegos se pueden romper queriendo o sin querer: los sentires más profundos de la gente no se deben tocar, salvo que sea para bien. Quién me iba a decir que jugar me dejaría de gustar, quién. DBQ.

El armario

E l armario estaba vacío. De repente no quedaba nada de lo que había sido mío. De repente nada tenía sentido. No sabía qué había pasado en los últimos días; solo tenía a mi alrededor una realidad que desconocía. Maldije muchas veces, lloré otras tantas: ya no tenía ropa, ya no tenía nada. Y a las nueve de la noche comenzó mi venganza. Me prometí dejar el pasado atrás, como suelen decir los bohemios. Me prometí ser una persona nueva y más fuerte, porque lo que no te mata, te fortalece . No sé cuántos momentos pasé en la cama, en ese estúpido colchón que siempre me aguantaba mis malos humores, mis malas mañanas. No sé cuánto tiempo pasó desde que me quedé sin nada hasta que salí a buscar una nueva vida con muchas más ganas que la anterior. Solo sé que ahora estoy mejor, mejor que antes, sí. Mas el armario sigue abierto de par en par, aireando y gritando sus carencias vitales y esenciales. ¿Qué le voy a hacer, si no fui yo quien se llevó las prendas de algodón? Cogito, ergo sum , pero

Diminuto ratón

Muchas veces miro por la ventana de mi habitación y me imagino siendo un diminuto ratón de ciudad o de campo, de campo o de ciudad. Veo gigantes andantes que se mueven coherentes entre la maleza de los edificios inertes donde vive la gente, donde la gente vive. Y pienso que es mejor morderme la lengua y callar y disfrutar de ese momento con miradas de silencio, con silencio en las miradas. Hoy me entierro en mi propio pensamiento y escribo palabras de amor y miedo, evitando ser pisado y morir, evitando morir y ser pisado. Porque soy un diminuto ratón de ciudad o de campo, viviendo en un bosque de gigantes donde vive la gente, y disfruto de los pequeños detalles con silencio en mi mirada. Y no, no muero, porque no quiero, porque no debo, porque no ha llegado mi momento. 💫💭💫💭💫💭 DBQ.