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Mostrando entradas de agosto, 2018

Piano, eres tú

Da comienzo la serenata que me da la vida en este preciso momento. Son notas que suben y bajan, son corcheas y silencios, un tiempo, dos y cuatro. Algún que otro bemol o sostenido se deja notar... Sé que hay teclas blancas y negras que se estremecen bajo dedos de marfil que solo saben hacer el bien, que solo conocen la paz y la serenidad. Qué feliz. Llevaba meses intentando comprender qué me hacía sonreír, y eras tú, has sido siempre tú. Tu belleza, tu delicadeza, tu sonrisa artificial... Tú. Sabes cantar sin decir nada; sabes querer sin tener un corazón que lata. Cómo decirte que por ti vivo, que por ti muero, que por ti... estoy. Querido, querido mío: tus teclas, tu melodía y tu voz me hacen sentir, me hacen palpitar, me hacen sonreír. Y también consigues hacerme llorar cuando está lloviendo, o de noche mientras veo luceros en el cielo, o de día, cuando creo que todo va bien aunque, en realidad, esté en medio del caos. Me rompes en pedazos pequeños de cristal rojo con matices b