Ir al contenido principal

Piano, eres tú

Da comienzo la serenata que me da la vida en este preciso momento. Son notas que suben y bajan, son corcheas y silencios, un tiempo, dos y cuatro. Algún que otro bemol o sostenido se deja notar... Sé que hay teclas blancas y negras que se estremecen bajo dedos de marfil que solo saben hacer el bien, que solo conocen la paz y la serenidad. Qué feliz.

Llevaba meses intentando comprender qué me hacía sonreír, y eras tú, has sido siempre tú. Tu belleza, tu delicadeza, tu sonrisa artificial... Tú. Sabes cantar sin decir nada; sabes querer sin tener un corazón que lata. Cómo decirte que por ti vivo, que por ti muero, que por ti... estoy.

Querido, querido mío: tus teclas, tu melodía y tu voz me hacen sentir, me hacen palpitar, me hacen sonreír. Y también consigues hacerme llorar cuando está lloviendo, o de noche mientras veo luceros en el cielo, o de día, cuando creo que todo va bien aunque, en realidad, esté en medio del caos. Me rompes en pedazos pequeños de cristal rojo con matices blancos y negros, como tus entrañas.

DBQ.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tal vez...

Tal vez un sueño, una ilusión, un pensamiento fugaz deseando dormir para que pueda ser más real. Tal vez tú, tal vez yo, tal vez un nuevo "érase una vez" sin previsión de "fin". Digo tal vez porque no sé, no sé si tengo un presentimiento, o miedo, o una mera ilusión. Por eso tal vez sea un sueño o un pensamiento fugaz, o nada, sin más. A ratos, cuando puedo, te pienso y te veo cerca hablando de estrellas y de velas de vainilla, lavanda o cereza. A ratos, cuando puedo, recuerdo que dos risas pueden ser una, que un cruce de miradas puede ser mortal y que esa muerte puede generar vida. Pero tal vez sea solo un sueño, una ilusión, un pensamiento fugaz deseando dormir para que pueda ser más real. DBQ.

Me voy

Y, de pronto, mis manos son alas. Vuelo sobre teclas y sobre algunas letras. Vuelo en mi interior y más allá de la ventana de mi habitación. Me voy lejos. No sé si volveré. Espero no hacerlo. Tinta negra artificial y un toque de melancolía son el punte perfecto hacia... Hacia donde yo decida ir. Aún desconozco mi destino, pero sé que llegaré algún día y no me arrepentiré de haber perdido a lo largo del camino. Perder o ganar, ¿esa es la cuestión? Sacrificar o acomodar, ¿tiene sentido? Preguntas hay miles, respuestas... Ninguna. El caso es que ahora vuelo, me libero, me tomo la licencia de hablar... De hablarme. No habrá oído que sepa escuchar ni boca que sepa qué palabra pronunciar, y tampoco hay responsable de dicha desdicha. A pesar de todo, el mundo negro está anclado en mi cabeza, solo en este caos que llevo como bandera. DBQ.

¿Por qué gritan tanto los niños?

Y no solo es una cuestión de cantidad, sino también de calidad. Profieren gritos rotundos, perfectos, con voz alzada. Son gritos limpios, sin altibajos, sin dudas evidentes. Es posible que ni siquiera ellos sepan por qué lo hacen; simplemente les nace hacerlo y allá van. Se preparan, cogen aire, miran al cielo, abren la boca y... gritan. Gritan una y otra vez. Lo más divertido llega cuando se encuentran en el parque con los amigos. Son muchos, y todos ellos quieren gritar. Y gritan con una técnica digna de estudiar. De nuevo son gritos puros, auténticos y originales preparados para esa ocasión, irrepetibles, únicos. La explicación lógica la desconozco, pero sí he comprobado que, en todos los casos, los gritos vienen acompañados de risas. A veces me da rabia. A veces querría ser como esos niños y gritar sin miedo. Quizás ese es el truco de la felicidad: gritar y liberar; gritar y sanar; gritar en vez de callar tanto. Tal vez lo hacen para dejarse llevar por sus instintos, esos que los m