Cómo cuesta pedir perdón
en estos días de mentiras;
cómo cuesta dar las gracias
cuando alguien se apiada.
Es difícil admitir errores,
¡y tanto que lo es!,
mas nada hay tan hermoso
como vivir en hermandad,
con nuestra conciencia
y los demás.
Debería ser premiado el arrepentimiento
no como arma de deshecho
o, tal vez, de menos precio,
sino, en todo caso, para incrementar
lo mucho que se puede llegar a amar.
Vergüenza por disculpar un instante
es peor que olvidar un detalle,
más triste que beber solo en la esquina
de aquel enorme restaurante,
y prepotente como una piedra inerte.
Se llama orgullo, ¡oh cielos!,
¿por qué se teme a lo que debiera ser
más natural que una hoja de palmeral?
Tristeza no es digna de mencionar
pero sí precisa en este altar
que se levanta hacia una sociedad
carente de sentido
y de vitalidad.
💬🌸💬🌸💬🌸
DBQ.
Comentarios
Publicar un comentario